LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN SOCIAL COMO IMPULSO PARA LA NUEVA EVANGELIZACIÓN – “La salvación de los hombres, es la finalidad para la utilización de los medios de comunicación, es lo que nos debe movilizar”.

Reflexionando sobre nuestro rol como Dirigentes Palestristas, advertimos que las exigencias para llevar la Buena Nueva de nuestro Señor Jesucristo, a los distintos ambientes, nos predispone y demanda, tener una preparación diferente a la de otros tiempos. Como Líderes y Dirigentes Evangélicos, nuestra misión nos llama a transformar nuestros ambientes, a llevar la luz de Cristo a nuestros hermanos y demostrar, que estamos llamados para trascender, que el amor de nuestro Padre Dios constituye la Fe y Esperanza para el hombre, que el vivir en el amor de Cristo, nos brinda la verdadera felicidad.


Pero muchas veces se torna difícil llevar el mensaje, nos sentimos limitados por factores internos (miedos, preocupaciones, temor a ser discriminados, a ser catalogados como “raros”, responsabilidades laborales y estudiantiles, situaciones familiares, etc.) y externos (nos sentimos abrumados por los medios de comunicación, los avances tecnológicos, la situación del país, etc.) llegando a sentir que a nuestra misión como Líderes Evangélicos, no la cumplimos y/o explotamos como quisiéramos, sentimos que la realidad en demasiado grande y que quisiéramos contribuir con más.
Sin embargo, esta realidad que nos abruma, nos ofrece medios de comunicación variados para llegar a nuestros hermanos. Nuestra reflexión se orientará a pensar en estos medios, como herramientas para explorar y comenzar a pensar en su uso o plantearnos, de que manera cada uno de nosotros utiliza, aquellos medios que están a su alcance.

El Papa Juan Pablo II en su  Encíclica Redemptoris missio, cita: “Pablo, después de haber predicado en numerosos lugares, una vez llegado a Atenas se dirige al areópago, donde anuncia el Evangelio, usando un lenguaje adecuado y comprensible en aquel ambiente. El areópago representaba entonces el centro de la cultura del pueblo ateniense, y hoy puede ser tomado como símbolo de los nuevos ambientes donde debe proclamarse el Evangelio. El primer areópago del tiempo moderno, es el mundo de la comunicación, que unifica a la humanidad y transforma, como suele decirse, en una aldea global. Los avances de la tecnología han incidido de forma notable en las comunicaciones: transmisiones satelitales,  televisión por cable, uso de  la fibra óptica,  videotelefonía, celular,  Internet y demás Innovaciones, han generado una “sociedad de la información” más instantánea y global. Como consecuencia, los medios de comunicación social han alcanzado gran importancia y para muchos, son el principal instrumento informativo y formativo, de orientación e inspiración para los comportamientos individuales, familiares y sociales. Las nuevas generaciones, crecen en un mundo condicionado por estos medios.
Por otro lado, el mismo Juan Pablo II nos advertía que se descuido un poco este areópago, privilegiando otros instrumentos para el anuncio evangélico y para la formación cristiana, mientras los medios de comunicación social se dejan a la iniciativa de pequeños grupos, y entran en la programación pastoral sólo a nivel secundario. Asimismo la utilización de los medios de comunicación, no debe tener solamente el objetivo de multiplicar el anuncio, se trata de un hecho más profundo, la evangelización de la cultura moderna, ya que ésta depende en gran parte de su influjo, es necesario integrar el mensaje de Cristo en esta “nueva cultura”, creada por la comunicación moderna.
En relación a esto, Juan Pablo II decía: “la ruptura entre Evangelio y cultura es sin duda el drama de nuestro tiempo” y, el campo de la comunicación actual confirma este juicio.  Por ello la necesidad de estar alertas ante esta realidad, que pide a gritos que infundamos a Cristo en ella, que no haya una separación, sino unificar la Buena Nueva en la historia y, los medios de comunicación nos ofrecen una buena alternativa para comunicarla.

En una de las Jornadas de Comunicación Social, el Papa Benedicto XVI, nos decía que la Iglesia Católica considera que forma parte de su misión, predicar el mensaje de salvación, con la ayuda también de los medios de comunicación social, y enseñar a los hombres su recto uso. La salvación de los hombres, es la finalidad para la utilización de los medios de comunicación, es lo que nos debe movilizar. Por ello, el uso de éstos medios, es a lo que nos invita la Iglesia, nos llama a que no debemos verlos como una cuestión de moda, sino advertir que son la expresión de un “impulso evangelizador” y, como cristianos comprometidos, debe movernos la necesidad de buscar los medios más adecuados para lograr que la Palabra llegue a todos los sitios, llámese prensa digital, escrita, radial, televisiva, para ello, hace falta animarnos y explorar éstas opciones. La Iglesia nos llama a darla a conocerla mediante estos “modernos medios de comunicación” y hacer conocer el “rostro de Cristo” a los hombres también por medio de ellos.


Asimismo, en el Documento de Aparecida, nuestros Obispos conceden especial importancia al tema de la Comunicación, en el capítulo X se refieren a “Nuestros pueblos y la cultura”, se incluyen párrafos específicos sobre la necesidad de potenciar la pastoral de la comunicación en nuestra Iglesia latinoamericana, en el resto del Documento se hacen referencias sobre el impacto de los medios de comunicación y las nuevas tecnologías de la comunicación e información en nuestro tiempo, nos llaman a pensar que el primer anuncio; la catequesis o el posterior, referidos al ahondamiento de la fe, no pueden prescindir de esos medios, puestos al servicio del Evangelio, ellos ofrecen la posibilidad de extender casi sin límites el campo de llegada de la Palabra de Dios, haciendo conocer la Buena Nueva, a millones de personas.

También para la Iglesia Internet, es vista dentro del panorama de la comunicación social, nos dicen que debe ser entendida en la línea ya proclamada por el Concilio Vaticano II, como una de las “maravillosas invenciones de la técnica”. Para la Iglesia, el nuevo mundo del espacio cibernético, es una exhortación a la gran aventura de la utilización de su potencial, para proclamar el mensaje evangélico. Este desafío, está en el centro de lo que significa seguir el mandato del Señor de “avanzar”. Pero también se nos advierte que Internet puede ofrecer magníficas oportunidades de evangelización, si es usada con competencia y una clara conciencia de sus fortalezas y debilidades. Tampoco debemos vernos tentados a pensar que Internet, sustituye las relaciones interpersonales, por el contrario, nos brinda la oportunidad de reforzar y estimular el intercambio de experiencias e informaciones, que intensifiquen la práctica religiosa a través de acompañamientos y orientaciones. No hay que olvidar que si bien este medio presenta grandes oportunidades, la Buena Nueva de Cristo, debe abrirse camino entre los mensajes que abundan en la red y muchos de ellos, son contrarios al mensaje de salvación, al modelo de ese Cristo Camino, Verdad y Vida que proclamamos. Por ello recordemos, que esto solo es posible por la acción del Espíritu Santo, que a lo largo de la historia de la humanidad, fue fortaleciendo a la Iglesia y a la difusión de la Palabra de Dios. Pensemos en todos los acontecimientos de la historia y advertimos en ellos, la presencia del Espíritu Santo.
Solo viviendo con convicción el ser cristiano y la vocación Palestrista, podremos también a través de este medio (Internet), dar testimonio de fe de ese Cristo vivo.

Nuestra madre Iglesia, nos continúa llamando a ser evangelizadores audaces, a no olvidarnos de la realidad en la que vivimos y a utilizar los medios que la inteligencia del hombre, por obra de Dios, ha desarrollado, con conciencia y sentido crítico.
Cristo es el gran comunicador por excelencia, él supo adaptarse a sus contemporáneos, el Evangelio nos dice que se reunían grandes multitudes de personas para escucharlo, sigamos el ejemplo de nuestro Maestro, nos animemos a hacer la diferencia también en éstos medios.
Valeria Cabeza.- Lic. En Comunicación Social.