COMUNIDAD SAULO - "Dios me puso nada más y nada menos, una Comunidad con personas comunes y sencillas pero grandes en la fe de Cristo".


“…Cuando mi Cruz sea pesada, déjame compartir la Cruz del otro…” Para mi no fue casualidad volver el domingo a casa, después de haber vivido mi primera misión de Semana Santa en Saulo y encontrar entre mis cosas estas palabras de la Madre Teresa de Calcuta.

Cuando comenzamos como Comunidad esta preparación de Semana Santa, particularmente venia pasando por un vació espiritual, que me mantenía a oscuras, que no me dejaba ver y  que no me permitía sentir el gozo por las cosas de Dios, la alegría, la esperanza, el AMOR de Dios, yo no podía sentirlo.
Le pedía al Señor que me ayudara a despojarme de todas esas cosas que me hacían estar lejos de el, le pedí que encendiera de nuevo la llama de su amor en mi, así yo podía contagiar a otros mas, le pedí que me dejara redescubrirlo.

Así transite mi preparación para esta Semana Santa, siempre en oración, pero con ese vació que da tanto miedo.
Y así llegue a Choromoro, el pueblo con el que íbamos a compartir la Semana Santa, que no dejaba de ser especial porque también era nuestra primera misión en este pueblo.
Con todo lo que me cuesta me fui dejando a la voluntad del Señor, todavía con el corazón inquieto pero también con la tranquilidad de saber que el no me dejaba.
Con cada familia que me toco visitar viví cosas hermosas y que me llenaron el alma, desde abrirnos las puertas de sus casas y compartir con nosotros un ratito de sus vidas, hasta confiar en nosotros sus alegrías y tristezas hicieron que me diera cuenta que ellos me estaban enseñando a misionar, que esas personas me mostraban la verdadera generosidad y el verdadero AMOR de Dios, sentí que dejaba de estar con miedo y preocupada por mi, y empezaba a servir al otro. Sentí que volvía a ver a Dios en esas personas y así volvía a tener un poquito de luz.
Vivir la Muerte y la Resurrección del Señor con mi Comunidad, vivir con mis hermanos de Saulo este amor a la misión y recorrer con ellos el camino para resucitar con Cristo y redescubrir en ellos también el rostro de Dios es algo que no puedo describir con palabras.  Fui una elegida para ser misionera, para servir a mis hermanos y Dios me puso nada más y nada menos que en una Comunidad que siempre me enseño eso, una Comunidad con personas comunes y sencillas pero grandes en la fe de Cristo, personas que alimentan mi fuego, que encienden la luz de este AMOR.
Y volvi sintiendo de nuevo ese AMOR,  amor que me hace amar desde el servicio, el compromiso, con el corazón a mi Comunidad y a la misión. Amor que me hace salir de mi, para ver por el otro, y así me enseña a ayudar a otros a cargar con sus cruces, mas allá de mi misma, sabiendo que Cristo esta a mi lado ayudándome a cargar la mía.
                                                                                      Luciana Aragón – PM 83 – Comunidad Saulo