MISIÓN COMUNIDAD SAULO: "Dios nos llamo a servir mimándonos en cada momento"

Mi comienzo en el movimiento fue hace exactamente un año y 5 meses donde me inicie por comunidad, Para mí todo era nuevo, la verdad que no entendía mucho pero por dentro sabía que podía ser un gran lugar para mi, donde me tranquilizaba, donde valoraba lo que tenia.
Al comienzo tuve muchísimas piedras en mi camino, pero gracias a la fe pude con cada una de ellas y no baje los brazos.
Hice mi periodo motivador con muchísimo esfuerzo y pude lograrlo por el amor de Dios. Solo me faltaba encontrar mi lugar en esta gran familia, un lugar donde pueda dar todo de mi, donde pueda encontrarme yo misma, entonces fue que en ese momento pasaba por el aula donde se estaba preparando Saulo para comenzar con su reunión, vi y sentí algo diferente, sus espiritualidades especiales me llenaron de curiosidad.
Entonces fue ahí donde decidí buscar mi lugar y comencé un nuevo camino en esa familia que me abrió las puertas desde el principio, me alojo y me quiso tal y cual soy.
Luego empecé la preparación para la Misión 2015, la verdad que sentía tanto miedo porque no sabía si era capaz de poder dar lo que las personas necesitaban.
Se me complicó ir a la misión por el trabajo, dado que las vacaciones las tenía en febrero. Estaba ya resignada, hasta que un día todo se dio vuelta, mis vacaciones me las dieron en enero, así que soy fiel testigo de que debemos ocuparnos de las cosas de Dios, que Él se ocupara de las nuestras.
Después de tantos preparativos, la Comunidad Saulo partía a cumplir con el llamado de Dios, así fue como salimos el día 5 de enero desde el Tulio hacia nuestro destino, Chuscha.
Al llegar estábamos nerviosos, para muchos era una experiencia nueva, una misión nueva y entre ellos estaba yo, mi primera misión, la primera vez que me alejaba de casa para salir a ponerme en el servicio de Dios, mi primera espiritualidad en Saulo, todo era muy nuevo.
Pasaron los días y me fui sintiendo como si estuviera en familia, Saulo me dio el espacio para ser yo misma, me animaba en cada momento, no me dejaba caer, limpiaba mis lagrimas, me hacia sonreír, me acompañaba, me escuchaba, me apoyaba y así Saulo hizo muchas cosas más por mí.
No me alcanzan las palabras para testimoniar lo que significó misionar en Chuscha. Las personas son tan maravillosas, sencillas y agradables que te llenaban el corazón, ellas nos misionaban a nosotros. Conocer a cada una de ellas y llevarle la Buena Nueva  o darles la mano para realizar una oración, fueron momentos inolvidables.
En mi caso me toco estar en el área de misioncita donde trabajamos con los niños, puedo decir que a pesar de todo el trabajo es un área donde te llenas de amor, donde lo ves a Cristo en la cara de cada uno de esos niños. Fue triste despedirse de ellos pero cuando le dijimos que íbamos a volver y estar varios años más, veíamos en su cara que brotaba la esperanza, escuchar: un nunca los olvidare, o ver en los dibujos que decían: son los mejores misioneros, eso sí es Amor. Creo que Dios nos llamo a servir pero mimándonos en cada momento, los 10 días sentí su presencia ayudándome a dar lo mejor.
En el bello pueblo que es Chuscha lo encontramos a Cristo. Mi primera misión fue bella. Creo o mejor aseguro que encontré mi lugar en el mundo, ser misionera y pertenecer a la hermosa familia que es Saulo.

Evelyn Herrera - PM 85 - Comunidad Saulo