En estos días hemos transitado momentos muy importantes en la vida de Jesús y nuestras vidas, el camino del servicio, el camino de la Cruz, el camino de la entrega total. Y hoy vemos que la muerte y el dolor no tienen la última palabra, Cristo la venció con su amor. Si porque el amor vence y para él nada hay imposible.
Así lo entiende la Iglesia, así la deberíamos entender nosotros. Como dice el Cantar de los Cantares “El amor es más fuerte que la muerte”, ese amor es el que nos envuelve y nos da la fortaleza de seguir adelante.
Es el amor nuestra fuerza vital, la que nos impulsa a darlo todo con esperanza y alegría, la que vence cualquier tipo de dificultades porque te sostiene. Es el amor la que te ilumina en tiempos oscuros y te susurra en tu corazón que todo lo malo pasara, porque detrás de todo hay vida y vida en plenitud.
Estos días de pascua meditemos la victoria de Cristo sobre la muerte, meditemos sobre la esperanza, sobre la vida plena y eterna, pero muy sobre todo meditemos sobre el acto de amor sublime que tuvo Jesús por todos y cada uno de nosotros. Aprendamos a descubrir que el amor de Jesús Resucitado nos envuelve y nos embriaga a todos cubriendo cada rincón de nuestro corazón, consumiendo todo aquello que nos lleva a la muerte, tristeza y desganos.
Dejemos que su amor transforme nuestras vidas y nos lleve a vivir una vida nueva en Jesús y con Jesús, que por medio del amor también nosotros nos entreguemos totalmente al servicio y el compartir con todos. Que cada acto vaya acompañado de este amor, que cada pensamiento y proyecto no le falte el amor, que cada paso y actividad vaya de la mano con el amor. Porque es el amor el que da sentido a todas las cosas y sin ella todo es vano.
Amor, el amor de Jesús por cada uno de nosotros, el amor que desde ahora tendré el propósito de tenerla conmigo siempre y la que me va a llevar a transitar el camino de la locura, y todo por amor, ese amor que me llevara a realizar y conquistar muchas cosas por Jesús, inclusive a vencer a la muerte ¿Por qué? Porque el amor vence a la muerte.
Que en estas fiestas de pascuas nosotros hagamos el propósito de adoptar al amor en toda nuestra vida, es la que nos llevará a hacer cosas locas, grandes e imposibles para Jesús, porque para el amor nada hay imposibles.
Recen por mí que yo siempre lo hago por ustedes mi querido movimiento.
Padre David Pintos. PM 80