PALESTRA TUCUMAN: Testimonios de Semana Santa.-

Comunidades del Movimiento nos comparten testimonios de una Semana Santa fecunda, llena de amor, de esperanza donde reavivaron la chispa de Cristo y renovaron el compromiso de una Iglesia en salida, comprometida, protagonista: 

El amor todo lo puede: las cosas más imposibles no le parecen difíciles. Jesús no mira tanto la grandeza de las obras, ni siquiera su dificultad, sino el amor con que tales obras se hacen..."

Me quedo siempre con esta frase, el amor hace que las cosas sean distintas, sean mejores. Esta fue mi primera misión de semana santa y puedo decir que fue hermoso vivirla de esta manera, con tanto amor, misionando con personas de las cuales aprendo tanto.Todos me decían que no era lo mismo que las misiones de enero, que ésta era una misión mucho más profunda. Y desde que comenzamos con la preparación me sentía muy ansiosa, esperaba que los sábados lleguen rápido para poder ir a las reuniones, y así también me iba formando y aprendiendo de todas aquellas cosas de Semana Santa que no conocía.
Cuando llegó el día de partir hacia el pueblo me invadió una mezcla de sentimientos, estaba contenta de que por fin había llegado el día y a la vez me sentía nerviosa, tenía miedo de no saber qué hacer, de lo que me esperaba allá. Pero aún así nunca dudé de lo que estaba por hacer, seguía diciendo: "Sí señor, yo te sigo".
El acompañamiento que tuve de mi comunidad desde que entré a Palestra es algo de lo cual voy a estar agradecida siempre, nunca me dejaron sola y ahora los sentí a mi lado mucho más. La verdad que todo lo que se vive es algo único y maravilloso, antes de misionar me preguntaba: qué puedo ir a hablarle a las personas de Dios, de Jesús o de la Virgen si ellas deben conocer mucho más que yo?, y eso me daba miedo.

Pero ahora me di cuenta que yo también podía contagiar en el pueblo ese amor, que es mutuo e incondicional, de muchas otras maneras y con pequeños gestos, ya sea escuchando lo que las personas tienen para contarte, sus problemas, angustias y alegrías, haciéndoles saber que hay alguien que los ama, que los amó aún cuando ellos no lo conocían, y ese alguien es Jesús, que dió la vida por cada uno de nosotros y que mejor manera de transmitirlo que ahora en esta Semana Santa.

Yo me preparé para ir a misionar, pero la que terminó misionada fui yo, y ahora entiendo cuando escuchaba a algunas personas decir eso, es inmenso todo lo que me llevo sobre esta misión, las personas que conocí y con las cuales compartí, mi corazón se volvió gigante, lo más lindo fue cuando iniciamos el via crucis, estábamos en la primera estación y yo estaba preocupada,me preguntaba si la gente iba a participar. Cuando comenzamos a caminar mientras rezábamos yo iba adelante y casi en la tercera estación me di la vuelta y noté todas las personas que se habían sumado en el camino, fue una sensación muy linda, ver a todas las personas, ver a los jóvenes,a los adultos y a los niños con ese estusiasmo, con una fé inmesa, eso me animaba mucho más a seguir por este camino que hace ya un año decidí recorrer. Y a pesar de que fue una misión algo inusual porque, por ciertas cosas sólo pudimos ir dos días, Dios es grande y así también te puede cambiar los planes de un día al otro, porque sólo El sabe lo que cada uno necesita en sus corazones, y quienes necesitan de nosotros. Somos sus instrumentos. Y gracias a esto seguimos la misión de otra manera, ayudando a nuestros hermanos de La Madrid, y la verdad que me partió el alma ver todo lo que están pasando allá, las casas, las calles llenas de barro, personas que perdieron absolutamente todo y siguen de pie y eso me hizo pensar cómo a veces me hago tanto drama por cosas insignificantes, por cosas pequeñas.
No fue mucho lo que ese día le podíamos brindar, pero lo hicimos con amor, cada pequeña cosa fue hecha con amor sabiendo que ellos nos necesitaban y que Dios nos puso justo ahí por algún motivo.


Puedo decir con gran alegría que ese fin de semana Jesús resucitó en mi corazón!!!

EL ME AMÓ Y SE ENTREGÓ POR MI.


Belén Reales, PM 89 - Comunidad Saulo.-



“Galileos, qué hacen allí mirando al cielo?”


Desde que comenzamos a hablar del apostolado en la comunidad me puse como objetivo tratar de vivirlo día a día en mi tarea diaria, en mi trabajo, en mi familia y con mis amigos y buscar vivir en Gracia toda la cuaresma. Por ello comencé a hacer más énfasis en mi oración, a colaborar con el área con lo que podía más la tarea que tenía asignada para que se pueda llevar a cabo el Via crucis. Para mí fue una experiencia nueva , muy enriquecedora y, lo más lindo fue poder compartirlo en comunidad.
Llegó el día del Via crucis y teníamos todo, habíamos podido cumplir con lo que nos habíamos propuesto, pero igual había muchos nervios, sabíamos que íbamos a compartir con un grupo de gente muy heterogénea, pero nuestro objetivo era claro y nuestro espíritu estaba preparado. El primer signo que recibimos fue una señora que antes de comenzar se nos acercó y nos alentó a que sigamos realizando esas actividades, y agradecía que nos hayamos cruzado en su camino ese día porque ella no iba a poder hacer el Via Crucis por viajaba. El segundo signo fue más fuerte y nos dio un gran empuje, fue cuando aparecieron las cámaras de televisión de los dos canales locales de mayor audiencia en nuestra provincia, se interesaron por lo que estábamos por hacer y decidieron difundirlo, lo cual para nosotros fue una gran bendición porque sabíamos que a través de esa difusión íbamos a llegar a muchos hogares de nuestra provincia.

Así que alentados por las fuerzas que juntamos en este primer apostolado estamos preparados para encarar los próximos!!!
Gracias Comunidad Galilea y a todos los que nos ayudaron, porque en el otro descubrimos a Jesús. Como comunidad Galilea no queremos quedarnos inmóviles, queremos salir al encuentro del otro, queremos ver más allá, ser protagonista de nuestra historia, llevar a Cristo en cada una de nuestras actividades y de nuestro día a día. Como primer apostolado del año y con el objetivo de ir al encuentro del otro, pensamos en hacer el Via crucis en la Terminal de Omnibus, un lugar que consideramos “DE PASO”, donde la gente llega de su viaje ya sea por turismo, trabajo o visita o, parte a otro destino con los mismos fines. Es por este motivo que decidimos compartir con este grupo incierto de gente la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo. Desde el área apostolado, de la cual formo parte este año, comenzamos con los preparativos y la organización del mismo y luego, para la ejecución, participamos todas las áreas. Desde la comunidad nos preparamos espiritualmente para este apostolado, compartimos vivencias y espiritualidades como comunidad, trabajamos y reflexionamos sobre el apostolado, sobre la base fundamental del mismo que es acerca a Cristo a mi hermano, hacerle ver al otro que Dios siempre está a su lado y lo acompaña en su caminar, hacerle sentir al otro a través de nuestra mirada que Dios vive en nuestros corazones y es el motor de nuestras vidas. Comenzamos el Via Crucis como lo habíamos organizado y en cada estación nos sorprendíamos, la gente se acercaba y participaba, otras se quedaban alejadas pero por respeto se paraban, y varios, ya sea por curiosidad o motivación se acercaban a preguntar de donde éramos. Terminamos el Via Crucis con el corazón lleno del amor de Dios.
Cuando nos preparamos para el apostolado nunca sabemos qué es lo que va a pasar pero lo que siempre nos sorprende al final, es todo lo que recibimos, nosotros pensamos que vamos a dar pero recibimos más de lo que damos y esa es la Gracia más grande que nos concede el Señor.
Haydee Salvatierra - Comunidad Galilea.-



"Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida" Juan 8,12.

Elegí comenzar mi testimonio con esta cita ya que para mi esta Misión fue eso, reconocer nuevamente a Cristo como la Luz de mi vida, de mi camino, esa luz que es que es Unión, Amor y Fe.
Ya hacía mas de dos años que mi corazón anhelaba misionar y sé que Dios no pudo elegir mejor momento para volver a hacerlo. En estos días, así como en cada llamado, me permite seguir descubriendo su rostro, que me mira con amor, con ternura y me hace sentir su hija muy amada. Pero también me permitió ver que estoy en el lugar que El me quiere. En esta Misión hubo momentos de profundo encuentro con El, con nuestra Madre, entre nosotros como comunidad, pero también con su pueblo, aquel al que fuimos guiados por El mismo.


Realmente soy una bendecida de que Dios me elige en mi pequeñez, se valga de mí para manifestarse ante aquellos que no lo conocen, que lo niegan, que le muestran indiferencia, que les cuesta sentirlo.Pero entiendo que es así porque no saben de El, y es eso a lo que me llama hoy, a darlo a conocer a través de mis gestos, de mi vida, de mis palabras, del amor con el que haga las cosas, porque es ahí donde El se manifiesta.En esta Misión tuvimos la posibilidad de compartir con los niños, jóvenes, adultos y comenzar así nuestro Caminar en el pueblo de Vipos. Fueron días de muchos signos para nosotros pero yo elegí quedarme con una imagen que me decía mucho. Ese sábado de espera, de vigilia dejamos allí una pequeña Luz, esa luz que representa a Jesús mismo y que debemos como misioneros, cuidar, acrecentar, compartir, y buscar que esta luz se siga expandiendo. Por eso elegía esta foto que nos muestra que hay corazones en los que la llama de Dios arde, pero hay mucho espacio que esta a oscuras y yo quiero, desde mi lugar ,buscar llenar todo ese espacio que, al igual que nosotros, que al igual que yo que conozco a Cristo, ellos también lo puedan conocer y arda así en sus pechos la llama de ese Jesús que trae Vida, esperanza, alegría, y puedan sentir la necesidad de compartirlo. 
Hoy mas que nunca, mas que siempre, arde en mí la sed de mostrarte mi Señor, te sigo eligiendo, porque sigo sosteniendo que seguirte vale la vida, vale el amor.
La luz no envidio de las estrellas.. De Dios la chispa llevo en mi!! Oh bella chaoo.


Elizabeth Robles, PM 80 - Comunidad Nuevo Sol.-