- PALANQUEANDO – Pedir a Dios, acompañar siempre, son las claves de la Palanca

Todos tenemos una idea general de lo que es una Palanca, tanto en el plano de la física, de los mecanismos como en el plano de la vida comunitaria y espiritual. Como muchas cosas de las personas, es también un proceso. Que comienza con la determinación de ayudar y acompañar. Luego de la determinación viene la acción, la de “mover” aquello con alguna finalidad.
Las cartas o las tarjetas no son la Palanca, lo mismo pasa con una golosina, un regalo, no es la Palanca propiamente dicha, es un elemento que expresa lo que vivo y siento.
Son los medios con las que explicitamos la verdadera Palanca, que es la comunicación con Dios, la oración y la actitud interior que tiene un objetivo, rogar por el hermano, hablarle a Dios por el hermano. Debemos pedir la presencia y la amistad de Dios en el corazón de nuestro hermano, la Gracia.
La carta, la tarjeta, el regalo, es lo visible y aún así este debe ser medido, no exagerado, no debe tapar lo esencial.

Incluso no es necesario escribir o regalar algo a todos y en muchos casos no es necesario hacerlo, lo que importa es la vivencia diaria de ese Dios que vivo para que yo pueda ser la mejor Palanca para mi projimo, para que cuando el me necesite yo esté dispuesto a hacer fuerza para ayudarlo.
Puedo, escribir, regalar, cantar, hablar, pero será siempre algo momentáneo; acompañar en la presencia de Dios, será una actitud para siempre.
Por eso es tan importante la oración tanto del que está cerca y puede escribir o regalar algo, que es en muchos casos muy necesario y oportuno, como la de los padres, los hermanos, amigos, como la del desconocido que está a miles de kilómetros, porque lo importante es la comunicación con ese Dios que esta en todos lados y que es el mejor Medio para hacer llegar mi fuerza.
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La Palanca es eso; esa fuerza, en el sentido técnico, para “levantar”, la oración a Dios será la fuerza que yo hago para que mi hermano se eleve, se levante, se acerque a Dios.
Los “viejos” Palestristas, siguen acompañando a sus hermanos del PM que ocurrió hace “cientos” de años y generalmente perdieron el contacto personal, de verse, de reunirse, pero no el de acompañarse en la oración en la vida sacramental y en eso, Jesús es el mejor punto de apoyo, para que yo realice mi esfuerzo y mi hermano pueda ser levantado.

“'Pidan y se les dará, busquen y hallarán, llamen a la puerta y les abrirán.” (Mt 7, 7)
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