Extracto de la Homilía de Mons. Luis H. Villalba, Arzobispo de Tucumán, en la Fiesta Mariana Arquidiocesana
“Queridos hermanos y hermanas: Hemos llegado desde todas las comunidades: parroquias, capillas, escuelas, movimientos, instituciones, para celebrar a la Santísima Virgen. Hemos traído imágenes de diversas advocaciones con las que el pueblo cristiano honra a la Madre del Señor. Hemos convertido este lugar en un gran santuario mariano.”
“María es nuestra madre pues cooperó a nuestro nacimiento a la vida sobrenatural de hijos de Dios.
María es nuestra madre pues desde el cielo sigue cuidando de nosotros que peregrinamos en la tierra. Su gran preocupación es que el Evangelio penetre en nuestras vidas para configurarnos cada vez más a Cristo. Pero, a la vez, María es el modelo del perfecto cristiano.”
“El documento de Aparecida ha querido remarcar que todos somos discípulos y misioneros de Jesucristo. Entonces debemos levantar los ojos hacia María para aprender a ser discípulos y misioneros.
La Virgen que acoge la Palabra comunica el gozo, la fecundidad de la Palabra. María se pone en camino, se hace misionera.”
“Sólo el discípulo que ha acogido la Palabra y la ha meditado en su corazón puede ponerse en camino. Sólo podemos ponernos en camino, ser misioneros cuando hemos recibido a Jesús y lo llevamos en nuestro interior. Entonces somos, verdaderamente, misioneros.”
“En una sociedad en donde se van perdiendo los valores, tenemos que transformar la realidad que nos toca vivir con la novedad del Evangelio. Para ello necesitamos ser verdaderamente discípulos misioneros de Jesús para que nuestro pueblo tenga vida en Él, para poder proponer, en términos convincentes al hombre de hoy, el mensaje de la salvación.”
“Hoy, en esta Fiesta Mariana, debemos escuchar a Jesús que nos dice a cada uno de nosotros:
“Aquí tienes a tu madre” (Jn. 19,27). Una sola cosa es necesaria hoy: llevarla a nuestra casa: “Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa” (Jn. 19,27). Ese discípulo somos cada uno de nosotros.”
“Con gozo, constatamos que María se ha hecho parte del caminar de nuestro pueblo. Las diversas advocaciones con que la honramos testimonian la presencia cercana de María a la gente.
El Papa en Aparecida nos dijo: “Permanezcan en la escuela de María. Inspírense en sus enseñanzas. Procuren acoger y guardar dentro del corazón las luces que ella, les envía desde el cielo”.”
“María ayúdanos a vivir como discípulos misioneros de Jesús.
Tú que dijiste sí en la encarnación, ayúdanos a decir que sí al señor y ayúdanos a vivir la fecundidad de nuestra respuesta.
Tú que llevaste al Salvador a las montañas de Judá, ayúdanos a llevar a Jesús a nuestro pueblo y a vivir la alegría de la misión apostólica.
Bendice a nuestra Arquidiócesis: santifica a los sacerdotes y seminaristas, a los consagrados y consagradas, a los laicos.
Socorre a los pobres, a los enfermos, a los que sufren.
Aumenta nuestra alegría, ilumina nuestra esperanza, danos la paz. Amén.”
“Queridos hermanos y hermanas: Hemos llegado desde todas las comunidades: parroquias, capillas, escuelas, movimientos, instituciones, para celebrar a la Santísima Virgen. Hemos traído imágenes de diversas advocaciones con las que el pueblo cristiano honra a la Madre del Señor. Hemos convertido este lugar en un gran santuario mariano.”
“María es nuestra madre pues cooperó a nuestro nacimiento a la vida sobrenatural de hijos de Dios.
María es nuestra madre pues desde el cielo sigue cuidando de nosotros que peregrinamos en la tierra. Su gran preocupación es que el Evangelio penetre en nuestras vidas para configurarnos cada vez más a Cristo. Pero, a la vez, María es el modelo del perfecto cristiano.”
“El documento de Aparecida ha querido remarcar que todos somos discípulos y misioneros de Jesucristo. Entonces debemos levantar los ojos hacia María para aprender a ser discípulos y misioneros.
La Virgen que acoge la Palabra comunica el gozo, la fecundidad de la Palabra. María se pone en camino, se hace misionera.”
“Sólo el discípulo que ha acogido la Palabra y la ha meditado en su corazón puede ponerse en camino. Sólo podemos ponernos en camino, ser misioneros cuando hemos recibido a Jesús y lo llevamos en nuestro interior. Entonces somos, verdaderamente, misioneros.”
“En una sociedad en donde se van perdiendo los valores, tenemos que transformar la realidad que nos toca vivir con la novedad del Evangelio. Para ello necesitamos ser verdaderamente discípulos misioneros de Jesús para que nuestro pueblo tenga vida en Él, para poder proponer, en términos convincentes al hombre de hoy, el mensaje de la salvación.”
“Hoy, en esta Fiesta Mariana, debemos escuchar a Jesús que nos dice a cada uno de nosotros:
“Aquí tienes a tu madre” (Jn. 19,27). Una sola cosa es necesaria hoy: llevarla a nuestra casa: “Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa” (Jn. 19,27). Ese discípulo somos cada uno de nosotros.”
“Con gozo, constatamos que María se ha hecho parte del caminar de nuestro pueblo. Las diversas advocaciones con que la honramos testimonian la presencia cercana de María a la gente.
El Papa en Aparecida nos dijo: “Permanezcan en la escuela de María. Inspírense en sus enseñanzas. Procuren acoger y guardar dentro del corazón las luces que ella, les envía desde el cielo”.”
“María ayúdanos a vivir como discípulos misioneros de Jesús.
Tú que dijiste sí en la encarnación, ayúdanos a decir que sí al señor y ayúdanos a vivir la fecundidad de nuestra respuesta.
Tú que llevaste al Salvador a las montañas de Judá, ayúdanos a llevar a Jesús a nuestro pueblo y a vivir la alegría de la misión apostólica.
Bendice a nuestra Arquidiócesis: santifica a los sacerdotes y seminaristas, a los consagrados y consagradas, a los laicos.
Socorre a los pobres, a los enfermos, a los que sufren.
Aumenta nuestra alegría, ilumina nuestra esperanza, danos la paz. Amén.”