Soy médico de familia, soy madre y soy católica.
Y hay cosas que me cuesta entender, como que una mujer
que realizó una interrupción voluntaria del embarazo , venga seis semanas
después pidiéndome ácido fólico porque quiere intentar tener hijos…
Pero sin tener en cuenta este tipo de extremos, que no representan
a la mayoría, creo que no me equivoco al decir que la decisión de continuar o
no con un embarazo inesperado no es fácil ni se toma alegremente.
Detrás de ésta situación hay miedos, dudas, agobios,
problemas económicos o familiares, vueltas en la cabeza… mucho sufrimiento.
Entonces… ¿Por qué uno de cada cinco embarazos termina en
un aborto en España? Eso son unos 100.000 abortos anuales. Las cosas no parecen
estar claras del todo. De hecho, ahora mismo se plantea otra reforma de la ley…
Da qué pensar…
Tan sólo puedo imaginar la situación. Imagino a la mujer
viendo cómo se alteran esquemas, proyectos y planes. Dudando entre sus miedos y
limitaciones. Intuyendo, con la noticia algo más reposada, el destello de
ilusión y aire fresco que se anuncia en su vida.
Cualquiera que sea la decisión final, algo importante
habrá cambiado. Si decide continuar el embarazo, tendrá la responsabilidad de
cuidar a una pequeña personita con sus quebraderos de cabeza, sus noches sin
dormir, sus gastos extra; pero también disfrutará de toda la alegría, el
cariño, las sonrisas y los pequeños detalles de cada día, que no se pagan con
dinero.
Abortar puede parecer una solución ante un embarazo no
querido. Pero la verdad es que los miedos sobre la salud física y todo tipo de
dilemas éticos, morales y religiosos aparecerán sin tardar. Ya que, desde la fe
católica, el respeto a la vida es un valor incuestionable.
Desde una perspectiva científica, ya hay estudios que
demuestran cómo la mujer queda afectada física y/o psicológicamente, en mayor o
menos grado. Y es que la decisión afecta a algo esencial de la persona. Una
vida ya está en camino. La vida de nuestro hijo. Esperado o no, ahí está.
No seré yo quien tire la piedra contra las mujeres que
toman la decisión de abortar. No, si de verdad creo en un Dios que ama, sabe de
nuestro sufrimiento y perdona siempre,…aun cuando haces daño a otros,…o a ti
mismo.
Al contrario. Quiero tender la mano, para que la próxima
vez que una mujer se vea en una situación parecida, encuentre la mía, y la de
otros que la apoyen y ayuden a que las dificultades y los miedos sean menos, y
así, la opción de que un nuevo pequeño llegue a su vida, sea una posibilidad
bien real, a pesar de lo inesperado.
¿Seremos capaces de cambiar la crítica y la polémica por
un apoyo más humano y concreto?
Por Almudena Cuesta