A mis espaldas y alrededor de todos, un paisaje deslumbrador nos transmite
tranquilidad, armonía y un verde que desborda vida. Animales por donde miremos,
animales en un estado de libertad pocas veces visto, lo que embellece aún más
el lugar donde nos encontramos.
Hoy llegamos a nuestro décimo día juntos en este sitio, diez días pasaron
desde aquel 05/01/12 a las 05:40 AM cuando todo comenzó.
Con muchas expectativas e ilusiones cargadas al hombro; aún recuerdo de
modo intacto las ojeras en los rostros de todos y cada uno de nosotros momentos
previos a la aventura en la que hoy aún nos encontramos. Aventura a la que
algunos ya conocían y otros desconociéndola totalmente. Creo que si alguien me
hubiese contado lo que se sentía esto de "Misionar", no se lo creería.
Esto es algo único, incomparable, inexplicable en simples palabras. Algo que
seguramente nos acompañará en nuestro "Libro de la Vida" por el resto
de nuestros días.
La plaza de Lules fue el punto de encuentro. ¿El horario?.. Ja.! Las 06:00
de la mañana. Algunos llegamos temprano, otros en horario y otros mejor ni
hablar. Arrancamos con el pie izquierdo, perdimos el colec
tivo que nos traería
a El Nogalito, no conseguimos trafic que nos traslade a este lugar, lo cual es
algo razonable,.. No cualquiera puede lidiar con este grupo de desequilibrados
que somos.
La única y última alternativa que nos quedaba era ese misterioso y
renombrado camión del cual todos hablaban.
El comienzo no termina allí, no iba a ser tan sencillo... Todo lo
contrario, fue necesaria la descompostura del camión en pleno trayecto. Estar
bajo el sol, todos amontonados precisamente como basura, con sed, calor,
hambre. Una experiencia copada que nos sirvió para ver lo que somos. IGUALES y
está bueno tenerlo en cuenta.
Así, con todos estos contratiempos y pequeños obstáculos de por medio, por
fin... Llegamos a la "Escuela N° 222 El Nogalito". Escuela que sería
nuestro hogar durante los próximos diez días.
Diez días por delante, diez días lejos de nuestros hogares, familias,
amigos, responsabilidades...
Esta aventura nos trajo gente nueva, copada, divertida y con un buen
trabajo en equipo pudimos preparar ese pequeño bolsón con alimentos para las
familias del lugar. Imagino que cada
uno de nosotros se lleva un recuerdo en
especial de aquel día que nos llevó del sol al calor, luego al viento y por
último a la tormenta que nos escoltó en el camino de regreso a nuestra gran
casa, la escuela.
Algunos se cayeron, se embarraron, se golpearon; pero sin embargo se
pusieron de pie y continuaron hacia adelante. Y... Wow..!! Otra prueba,...
SOMOS IGUALES,.. Sentimos el mismo calor, la misma sed y el mismo
"frío" al caer los primeros goterones de la tormenta.
Así, esta aventura fue tomando forma, color y fue quedando cada vez más
claro que el trabajo en equipo es el mejor que existe.
En las primeras 48 horas... Ja.! Pasó de todo..!! Discusiones, cruces,
enfrentamientos, gritos, enojos; pero también hubo compañerismo, hubo orejas,
hombros y oídos disponibles para aquellos que necesitaron ser escuchados,
apoyados y ser vistos.
La escuela, nuestro hogar, se tiñó de alegrías, bromas, enojos, gritos;
también de emociones y abrazos,... Toda una mezcla rara de sentimientos que nos
llevaron de la risa al llanto, de la broma al enojo, del enojo a la carcajada; en fin Algo raro, pero
copado.
Personalmente debo reconocer que nunca imaginé que un simple plato de
polenta, el segundo en mi vida, causaría lo que causó, pero bueno... Ocurrió.
Los animales y bichos de 4 patas también tuvieron su protagonismo, viene
bien recordarlo, aunque duela, los perros se morfaron todas las milanesas, sin
dejar rastro alguno y ahí tenemos otra prueba,.. DIMOS... sin pensarlo, sin
proponérnoslo, nos quedamos sin cena y creo que fue un golpe bajo para varios.
Los bichos..!! Esos sí que pusieron de su parte..! Sin ellos y su
"predisposición" no nos hubiésemos reido tanto cuando se
desarrollaron aquellas pequeñas persecuciones.
Los niños..! Sin duda alguna, los más importantes de toda esta loca
aventura en la que más de 20 individuos, nos jugamos todo.
Fue una de las mejores experiencias de nuestras vidas el haber trabajado
con esas criaturas que nos dejaron grandes enseñanzas, la más importante,..
Llevar ese niño dentro.... ese niño que juega, imagina, sueña, crece,.. Ese
niño que transmite esperanza.
Ver a estos chicos tan entretenidos, jugando, sonriendo, desenchufados de
cualquier otra realidad que no sea la de su mundo. El mundo de un niño,.. Algo
tan importante en la vida de una persona, algo que ahora sí,.. Pudimos
comprobar que su mundo depende de nosotros, los supuestos ADULTOS; no solo
aquí, sino que en todos nuestros caminos. A partir de hoy, al ver a un niño,
veré a Jonny, a Facundo... Recordaré sus travesuras y diabluras; lo cual
seguramente me robará una sonrisa en el colectivo, en el trabajo, en una plaza,
en la facultad, en mi casa... También veré a todos los demás, esas miradas
inocentes, llenas de luz y ternura. Miradas que quedaron grabadas en mi
memoria, mi corazón y en mi vida.
"Cada día es una oportunidad", es el eslogan de una famosa pauta
publicitaria. Hoy le doy toda la razón a esa simple publicidad. Chicos... CADA
DÍA ES UNA OPORTUNIDAD,.. Y el mejor ejemplo es ver todo lo que pasamos en
estos diez días. Oportunidad de sonreír, de compartir, confiar, charlar,
perdonar, enojarnos, amigarnos, trabajar juntos, divertirnos, volvernos a
enojar; pero terminar como lo que somos,.. Una familia, fuerte, unida,.. Donde
cada uno es distinto, donde cada uno aporta su carisma, personalidad, humor,
canto y tantas cosas,.. Donde nada sería lo mismo si tan solo uno de nosotros
no hubiese sido partícipe durante este tiempo juntos.
24 horas diarias, de las cuales 23 horas y media sonó folklore en la escuela,
toda una prueba de paciencia y tolerancia.
168 horas semanales que nos permitieron crecer, personal, física y espiritualmente. 168 horas a la semana donde
hubo por y para compartir; guerras, encuentros, desencuentros, abrazos,
nostalgia, lágrimas, emociones. Y ese paisaje deslumbrador todo el tiempo ahí,
presente, transmitiendo vida constantemente.
Los días pasaron, cada uno mejor que el anterior, cada uno con una nueva
enseñanza, cada uno se presentó como una nueva oportunidad. Creo que si
realizamos una línea de tiempo, observamos y comparamos las primeras 48 horas
de convivencia con los 8 días restantes, apuesto a que nos desconoceríamos por
completo. Aprendimos, crecimos, maduramos. Aprendimos a compartir, a trabajar
en equipo, a lavar nuestra propia ropa, algo que parecía imposible en solo 10
días se volvió parte de nuestras vidas. Crecimos, no solo 10 días más viejos,
crecimos de mente, alma y persona. Maduramos, ya no miraremos a nuestro mundo
cotidiano como lo hacíamos antes de esta misión.
Un bastón en manos, una mochila pesada, una campera, una gorra, esa bolsa
incómoda de residuos para protegernos un poco más de la lluvia y ese
"pedacito de madera", nos acompañaron en esos recorridos cuesta
arriba en las montañas. Hubo risas, seriedad, bromas, compañerismo, humildad,
amistad. Fuimos calor, sed, hambre, humor, amigos, enemigos, hermanos. Fuimos
basura, barro, agua, frío. Fuimos compañía, fuimos amor. Fuimos un nuevo sol en
cada hogar que visitamos.
Gracias Dios por este tipo de posibilidades,.. Gracias vida por darnos el
destino de encontrarnos, conocernos, compartir y vivir cada día con tanta
intensidad. Gracias también por regalarme la visita que le debía a la persona
que me hizo conocer el gusto de la polenta. Gracias por permitirnos terminar
cada día y poder decir.. "Que buen día."
Gracias a todos los misioneros. A los invitados, gracias por su entrega,
predisposición y aguante. Simplemente GRACIAS POR EXISTIR! y bancar a este loco
que a veces es insoportable.
Estos 10 días fuimos mucho y fuimos poco. Fuimos una COMUNIDAD, una común
unidad; un todo y un nada. Fuimos equipo. Fuimos algo nuevo cada día, fuimos un
nuevo... Un NUEVO GETSEMANÍ....
Oscar Figueroa. – Comunidad Misionera Nuevo Getsemaní – Lules (Etapa
Jóvenes)