
A esta altura, ya se nota el cansancio del camino, la falta de tiempo porque ya se han concretado otros proyectos de vida como la carrera o el matrimonio, la madurez diferente en la fe y en la vida…y se descubre que el rol que ocupamos en la Comunidad de jóvenes cambia: ahora pasa algo y se espera la opinión del más viejo o casi siempre más que compartir los problemas se pasa a escuchar y aconsejar en todos los órdenes, no sólo en la fe…En fin, cambió la realidad y nosotros fuimos cambiando con ella mientras los otros miembros “nuevitos” iban y venían.
En un momento crítico en el que la pregunta obligada de mi generación era:¨Me quedo o me voy? Palestra ha sido una etapa en mi vida? Justo ahí surgió la idea de armar una comunidad de jóvenes adultos diferente, buscar algunos palestristas con larga perseverancia que ya están yéndose y re-captarlos…
Así empezó el Pozo: con reuniones para compartir los cambios en nuestra realidad, leer la Palabra y discernir qué hacer y cómo. Y fue en uno de ésos encuentros que leímos el Evangelio de la Samaritana, tan rico, tan profundo, tan revelador…salió el nombre naturalmente, POZO DE SICAR, ese lugar de descanso para el Señor, donde pide de beber a la samaritana y donde manifiesta lo infinito en su frase “Si conocieras el don de Dios…” y promete calmar nuestra sed de eternidad…
En esta década de existencia tuvimos muchas ideas para llevar a cabo como apostolado: formar líderes, hacer noches solidarias como hacen los chicos de Galilea hoy, y muchos intentos de diferentes formas de perseverancia...
En este tiempo aprendimos que perseverar es “permanecer en Cristo” pedaleando juntos la vida: en el trabajo, en la familia, cumpliendo roles en el Movimiento y sus actividades…que los tiempos son distintos y se acotan pero que del mismo modo uno continúa la carrera… Dios incluso nos habló en el dolor y nos llevó al Hospital de Niños a rezar por los pequeños internados y sus familias (hasta el año pasado lo hicimos).
Hoy sabemos que la vivencia comunitaria nos sostiene. Que Palestra es un estilo de vida que va más allá de la edad. Que el adulto persevera de un modo distinto al del joven y que precisamente en eso radica la coherencia entre fe y vida. Que nos apoyamos en la Gracia porque somos muy débiles y que aún así el Señor sigue viniendo al POZO DE SICAR para pedirnos beber del cántaro de nuestro corazón. Y eso nos basta.
Ceci López - PM 38 - POZO DE SICAR