En el día de nuestro patrono san Pablo, compartimos con todos los jóvenes de la iglesia tucumana una iniciativa de la pastoral que denominaron “Jornada Tucumana de la Juventud”.
Fue una forma especial de encuentro con el Señor en la que los peregrinos marcharon orando, cantando, compartiendo, reflexionando, con sus cansancios y pies dolidos, pero con el corazón fijo en la Meta.
Con el lema: “Id y haced discípulos a todas las naciones” (Mt. 28, 19) caminamos hacia el Cristo Bendiciente del cerro san Javier, esta misma invitación será la que nos convocará en el Cristo Redentor, en la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro, de la que participará una delegación de Palestra Tucumán.
La Jornada se dividió en tres momentos para compartir en grupos y vivir la cercanía:
Primer momento - La alegría del encuentro: redescubrir en el Año de la Fe lo valioso del encuentro personal con el Señor: “Creemos en el Dios que ama a los jóvenes”.
Segundo momento - La cercanía del discípulo: el testimonio de vida de los santos nos guían para vencer los desafíos de la realidad y al igual que los apóstoles, identificarnos con Cristo. El Movimiento participó con una escenificación de la vida de Santa Rosa de Lima, que nos dejó una huella indeleble al ser la primera santa del Continente Americano.
Tercer momento – El entusiasmo de ser misionero: estamos llamados a ser constructores de una sociedad nueva, hacer del servicio un compromiso y un estilo de vida.
La JTJ Concluyó con una Adoración Eucarística a los pies del Cristo y la Santa Misa presidida por monseñor Alfredo Zecca en la que el Movimiento ofreció un denario por las intensiones del papa Francisco y por todos los jóvenes tucumanos comprometidos con Cristo. Una sorpresa especial para todos los palestristas fue el encuentro con el equipo dirigente de adultos, asesores y asistentes que acompañan a los jóvenes, quienes fueron a compartir la Celebración Eucarística.
Agradezco al Señor por esta experiencia de fe que nos demostró la riqueza de carismas de nuestra iglesia tucumana: “unidos en las diferencias, éste es el espíritu católico, éste es el camino de Jesús”, a los palestristas que fueron servidores, a todos los que colaboraron con la representación y la posibilidad de haber celebrado a nuestro patrono san Pablo; que en palabras del papa Francisco: “sólo tiene un arma: el mensaje de Cristo y la entrega de toda su vida por Cristo y por los demás, dejarse consumir por el Evangelio, hacerse todo para todos”.