Sé que me escuchas, sé que me amas, sé que a veces haces como que no te das cuenta de las cosas para ver hasta qué punto es fiel mi confianza en ti. A veces ando como María metida en mi dolor, sin contar contigo, sin percibir tu presencia aunque caminas a mi lado.Tu Señor me llamas y me llamas una y otra vez hasta que me doy cuenta de que eres tú y me quedo callada, a tu lado, con el corazón entre las manos, a ver como remedias tanto dolor. Al final, bien sé Señor que tu posees el único aceite capaz de curarme.
Otras veces ando desasosegada, como Marta, de un lado para otro, sin entender porque te portas así, todos confiábamos en tu amor. Pero tu Palabra y tu presencia ponen cada cosa en su lugar.
También hay curiosos, como siempre, deseando poner a prueba tu poder: Vamos a ver en qué queda tanta confianza como esta familia deposita en este hombre. A veces yo también dudo, mi fe es débil, pero no quiero ver signos ni milagros para creer en ti, lo único que quiero es que me des la fortaleza de tu Espíritu para que mi fe pase por encima de las dificultades, sea fuerte y valiente y no decaiga en la oscuridad.
Señor resucita mi vida mortecina por el diario vivir, resucita mi espíritu, dame luz y fuerzas para caminar por los caminos del seguimiento, por los caminos que tu me vas marcando. Hazme estar despierta, atenta, consciente de tu voluntad en mí. Siento que el letargo es tan profundo que da olor a muerto, y parezco deambular como un cadáver.
TU SEÑOR ERES LA RESURRECIÓN Y LA VIDA y el que cree en ti no morirá jamás. Señor, quiero creer en TI para vivir en TI y amarte solo a TI.
También hoy doy gracias a Dios Padre por amarnos dándonos al Hijo y al Espíritu Santo para enseñarnos el camino de la Vida.
Escrito por Hna. Mª de la Cruz Alonso.