No importa el tiempo, los años, la fecha exacta; lo
importante es que somos privilegiados por conocer a Nuestro Señor, por sentir
su amor y su abrazo eterno. Cada vez que tenemos una experiencia de vida que
nos ayuda a crecer en su amor, a acrecentar nuestra fe, la cual se contagia a
todos los que viven a nuestro alrededor, nos permite seguir conociendo a
Nuestro Padre y todas las enseñanzas que nos dejó.
Así como cada momento que vivimos es un momento en el que
el Señor y nuestra Madre están presentes, también es enriquecedor seguir
formándonos para descubrir aún más el misterio de nuestra fe. Esa fe que es
necesita ser alimentada día a día con mucha oración, con vida sacramental y
también educándonos en ella para que esa llama continúe encendida y pueda arder
mucho más.
Existen diversas formas de seguir en este camino de
aprendizaje, que contribuye a seguir perseverando en el amor de Dios, a creer
aún más en él y a llevar todo su amor a quienes nos rodean. Saber más sobre Él
y sobre el misterio de la fe, nos permite que lo amemos más, que nos enamoremos
cada día de sus enseñanzas y de su vida.
En este Año de la Fe, pronto a culminar, estuvimos
invitados a educarnos mediante el Catecismo de la Iglesia Católica, un valioso
instrumento de nuestra Iglesia. El Papa Juan Pablo II escribía: lo declaro como
regla segura para la enseñanza de la fe y como instrumento válido y legítimo al
servicio de la comunión eclesial”. Tener un mayor conocimiento sobre las
enseñanzas que nuestra Iglesia ha recibido y protegido durante muchos años, nos
permite salir a evangelizar con más respuestas y, sobretodo, con la llama de la
fe mucho más encendida.
Educarnos durante este año, significó seguir conociendo
más sobre las Sagradas Escrituras, incluidas las cartas paulinas. Éstas últimas
son de gran importancia para aprender más sobre nuestro patrono San Pablo, su
vida y sus recomendaciones, porque a pesar del tiempo transcurrido desde que
escribió sus cartas, aún hoy siguen en vigencia muchos consejos para ponerlos
en práctica en nuestras comunidades palestristas.
Conocer más sobre nuestro Señor, nuestra madre María y
nuestro Movimiento Palestra implica muchas cosas como por ejemplo leer la
Biblia, el Catecismo y también profundizar nuestra espiritualidad, oración y
vida sacramental. Todo esto nos impulsará a seguir PEDALeando hacia la meta y
seguir entrenándonos para amar aún mas a ese Cristo que es el CAMINO seguro a
recorrer, la VERDAD que ilumina las tinieblas y la VIDA verdadera y eterna.
Comisión
Formación y Espiritualidad