Amar es servir.
Esta vez me toco elegir servir en
un vía crucis por primera vez y se lo vive totalmente diferente al de años
anteriores donde solo participaba peregrinándolo.
Mi tarea fue estar en la estación
que representaba la muerte de Jesús, y vivir particularmente solo esa. Y como
fiel fanática filemona que soy, todo el tiempo que compartí con los chicos que
representaban la estación reflexionaba en ese Cristo que estaba muriendo por
todos, pero especialmente por los pollos del apostolado, que son esos Cristos
sufrientes que Dios nos permite visitar todos los sábados.
Sentí el amor de Dios abrazándome
al poder escuchar el testimonio de un chico recuperado de la Fazenda; al igual
que el saber que las chiquitas del hogar con las que trabajamos estaban también
representando una estación tan significativa para ellas, en la cual Jesús
consuela a las mujeres.
También como fiel fanática
palestrista sentía que no me alcanzaba el espacio en mi corazón para guardar el
orgullo de ver a mis hermanos palestristas ayudando y sirviendo igual que yo
para algo tan hermoso. Son estas las cosas que alimentan el alma. Dios designo
a cada uno su tarea y particularmente lo hice por amor, ese amor que palestra
me enseñó a sentir por las cosas simples de la vida.
Luz Orellana – Comunidad Filemón - PM 83
Un año más en el que tuve la
gracia de vivir el Vía Crucis de la Juventud. Siempre lo espero con ansias, con
la diferencia de que esta vez tuve realmente presente que el verdadero poder y
el ser feliz está en el servicio.
Siguiendo el ejemplo de nuestra Mamá
María, muchos dieron su tiempo y su esfuerzo en organizarlo. Yo por mi parte,
ofrecí mi pequeño granito de arena pero, por más chico que haya sido, Dios me
dio muchísimo más! Mi corazón se renovó y pude ver la inmensa alegría de los
jóvenes unidos y trabajando juntos acompañando a Jesús. Se pudo sentir en cada
uno a ese Cristo joven y eso me llenó de orgullo!
Como dijo un amigo "los
servidores viven el Vía Crucis, pero de manera diferente". Y sí, es
verdad. Pero no debemos olvidar que en cada función que te haya tocado
desempeñar, al igual que uno está ahí para caminar junto a Jesús, El está con
vos en cada paso que des y en cada cosa que tengas que hacer. Así que, con la
pechera puesta, el corazón predispuesto y con la gracia de Dios, emprendimos la
marcha, y todos juntos, a lo largo de cada estación, mostramos a ese Cristo
vivo!
Quisiera rescatar lo que me dijo
el Padre antes de comenzar: "Al igual que esta antorcha que te toca
llevar, se la luz de Cristo en el mundo. Llévala a cada corazón que se cruce
por tu camino". ¡Es la misión de todos nosotros!
"EN LA PALESTRA COMO SAN
PABLO, ANTORCHA EN ALTO, PALABRA EN MANO, SIRVAMOS JUNTOS EN LA ACCIÓN, ¡OH
BELLA CIAO!".
Sol Ocón –
Comunidad Kenosis – PM 83
“¿Por qué buscan entre los
muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado” (Lc 24, 5-6)
Con profunda alegría puedo
escribir hoy estas palabras, luego de haber tenido la gracia de ver el fruto
del esfuerzo, la dedicación y la generosidad del Señor. Aceptar ser parte de
este Vía Crucis fue un desafío desde un principio, porque implicaba no sólo
tiempo sino brindarse íntegramente. «…¡y pobre de mí si no anunciare el
evangelio! » (1 Cor 9, 16)
Para una mejor organización del
Vía Crucis, el equipo se dividió en grupos, y a mí me tocó servir desde el área
de Formación, con una comisión que trabajó estupendamente hasta el final y
guiando la procesión desde uno de los camiones. Si bien surgieron detalles
incluso a último momento que parecían escaparse de nuestras manos, Dios obró en
nosotros y cada uno de los que tenían alguna tarea para que pudieran resolverse
de la mejor forma.
Bajo el lema “Escucha Joven,
¡Cristo Vive!” fuimos viviendo la Cuaresma de una forma muy especial, planeando
y viviendo cada una de las estaciones del Vía Crucis, lo que se tradujo en una
hermosa preparación para esta Pascua de Resurrección que hoy celebramos. El
mensaje de esperanza en un Cristo que está vivo, que ha vencido a la muerte fue
el motor que nos condujo en todo momento a trabajar con total predisposición
para este evento que por primera vez, estaba conducido por nuestro Movimiento.
La participación popular fue absoluta: cartillas que no dieron abasto, calles
céntricas colmadas de gente rezando, cantando, confesándose, participando
activamente de este, el misterio más grande de nuestra fe. Y ver esta
proclamación del evangelio me alegró profundamente y me llenó aún más de
esperanza en el Cristo que ha resucitado y hoy vive entre nosotros.
Alvaro Ferre -
Comunidad Juan el Bautista - PM 82
Formar parte de la organización
del vía crucis de la juventud fue una experiencia enriquecedora, pude compartir
con mis hermanos en Cristo e intercambiar carismas.
Me sentí orgullosa por
representar a mi movimiento, feliz porque el Señor me eligió.
Fue una linda responsabilidad, de
la cual aprendí muchas cosas, a trabajar en equipo, a servir a Dios desde un
lugar diferente. Me sentí protagonista y no espectador.
Sentí el amor de Dios a lo largo
del tiempo que nos llevó preparar el evento.
Ya que él conoce nuestros tiempos
y me hizo sentir la paz y la calma en el momento en que lo necesite.
Una vez más me demostró que no se
deja ganar en generosidad, que para todos tiene un plan, y ser parte de esto
hizo que mi año comenzara de una manera diferente, sintiéndome capaz, sabiendo
que todo lo que uno se proponga lo podrá cumplir, y sobre todo que el Señor nunca
nos deja solos.
Estoy agradecida a la pastoral de
la juventud, y al movimiento palestra por depositar su confianza en mi…
"porque Cristo es mi única ganancia, mi única razón por que luchar, por
que vivir porque Cristo es mi éxito, mi triunfo y recompensa es mi única
ganancia".
Paula paliza - Comunidad Juan el Bautista - PM 80