TESTIMONIO – Comunidad Filemón – Etapa Jóvenes – Comunidad Ambiental que desarrolla su apostolado en el Sector de los Institutos de menores con causa o sin ellas.


Hermanos palestristas, me presento soy Gabriela Rodriguez, tengo 21 años, soy del PM84 y pertenezco a la comunidad Filemón desde hace dos años. 
Voy a compartir con ustedes una experiencia hermosa que viví a principios de este año... Como sabrán, la Cruz de San Damián visitó Tucumán y por gracia de Dios, también visitó dos de nuestros apostolados. 
Tengo que admitir que aunque siempre voy dispuesta a amar y dejarme sorprender por las bendiciones que Dios me da a través del apostolado, nunca imaginé que ese día iba a sentir que mi corazón explotaba de amor, de paz, de fe y muchísima ESPERANZA. Una palabra que siempre describió a los Filemones. 
Todos esos sentimientos estaban al límite, a un límite hermoso. Ver a los chicos del instituto Roca amar la cruz, sentirse parte de ella y no excluidos, besarla, saberse únicos y amados, verlos capaces de comprender que Dios los ama, aun con sus defectos y sus pecados y que esos sentimientos los movilice a tener la necesidad de confesarse y abrir su corazón, llenó mis ojos de lágrimas, lágrimas de amor y esperanza, esas lágrimas profundas y hermosas que solo el Espíritu Santo es capaz de provocar, esas que vienen de un alma feliz. 

Pero si ese momento no era suficiente para que nuestro Padre me mostrará todo su amor, también pude vivir esa grandeza de Dios en el instituto Goretti. 
Cuando las chiquitas, me tomaban la mano y me abrazaban pidiéndome que las acompañe a tocar la cruz, cuando ellas me decían que se sentían nuevamente las niñas de sus ojos, en ese momento me di cuenta que Filemón era lo mas hermoso y puro que tenia en mi vida. Qué Filemon era un porqué luchar. 
La visita de la Cruz no solo me llegó a mi, sino a cada uno de los que participaron de la jornada. Todos nos sentimos esperanzados y abrimos nuestros ojos. Y el efecto mas grande lo tuvo con nuestros hermanos, esos hermanos que viven tras las rejas, esos hermanos marginados. 
El amor de la Cruz les hizo sentir que no son señalados, que tienen un Padre en el cielo que los ama, que tienen personas que los quieren aún sin conocerlos, que Cristo los mira a los ojos y estoy convencida que los hizo dejar de sentirse esclavos, y saberse hermanos en Cristo MUY AMADOS. 
Fue una gran bendición poder aportar mi granito de arena para que se llevará a cabo la visita y poder recibir tanto amor. Me despido con una parte de una oración, que espero poder hacerla parte de mi vida hasta el último día de mi vida : "Señor, quiero morir por ellos, ayúdame a vivir para ellos" 

Gabriela Rodriguez PM 84 – Comunidad Filemón - Etapa Jóvenes