COMUNIDAD KENOSIS (Etapa Jóvenes) - “Muchos son los llamados, pocos son los elegidos”. Hoy sé que soy un elegido, que acá en este hermoso movimiento todos los somos.


“Quiero sentir tu amor y volver a nacer. Quiero decirte ‘ven, mi barca es tuya’. Es tan inmenso el mar, pero yo voy con vos. No temo navegar si está mi Dios”

Cuando miro unos meses atrás la persona que fui, sé con certeza que no soy el mismo que les está escribiendo. ¿Cómo llegué? Con mil dudas. Había pasado mucho tiempo alejado de Dios y de la Iglesia poniendo excusas como “no tengo tiempo”, “tengo que estudiar” o “la próxima voy”. Por eso era entendible el miedo que tenía, no sabía que esperar, si me iba a gustar o si encajaría; al fin y al cabo iba a reunirme con personas que no conocía y siempre cuesta ser el nuevo en cualquier ambiente. Yo no sabía que a partir de ese sábado mi vida iba a dar un giro y llegaría a sentir un amor del que ya hace un tiempo me había olvidado.
Fue entonces que ese día llegue a Kenosis, gracias a ese amigo incondicional que se animó a mostrarme esto. ¿Cuál fue mi primera reacción? Me sorprendí. Cuando cruce la puerta del aula por primera vez vi un grupo de gente alegre, vi la amistad que los unía y no faltó mucho para ver en sus ojos el amor a Cristo. Me acuerdo que pensé ¿Cómo encajo acá yo? Y me acuerdo que mientras pensaba en eso de a poco los chicos se acercaron, conversábamos y nos conocimos un poquito más. Terminada esa reunión ya sentía que algo me llamaba y cuando me dijeron “¿te gustó? ¿Te vemos el próximo sábado?” no tuve dudas en decir que sí.
Iban pasando las semanas y mi entusiasmo era tal que esperaba con ansias al sábado para una nueva reunión. En uno de esos sábados tuve la oportunidad de conocer el Apostolado de Kenosis. Otra nueva experiencia para agregar la lista, otro nuevo miedo. Entonces conocí a esos chicos que con una sonrisa y un abrazo te cambian el día. Esos adolescentes que sienten ese amor a Dios tan incondicional y que no tienen miedo de admitirlo. Compartir una tarde con ellos hizo que me olvide de todo lo malo que me venía pasando, sentía el alma llena y me sacó una sonrisa cuando menos lo esperaba. Ese día fue cuando mi corazón y mi mente me dijeron “ESTE ES MI LUGAR”.
Llegó el momento en que empezaba el PI y tendría que reunirme una vez más con gente que no conocía. La diferencia estaba en que esta vez tenía mis ideas más claras y que muchos otros estaban en mi situación. ¿Quién no se asustó cuando los dirigentes empezaron a cantar no? Eso que hoy nos es tan natural a todos. Fue en el PI donde aprendí a descubrirme, a saber quién soy, saber que soy libre, que soy único, que puedo trascender... Sentía que mis ojos y mi corazón se abrían aún más a nuevas sensaciones.
Terminado el Período Iniciador, empezaba a palpitarse el PM y aparecían mil interrogantes. ¿Qué es? ¿Qué se hace? Nadie te contaba nada. “¿Por qué será?” decía yo. Si tengo que contar como fue mi experiencia puedo decir con firmeza que fueron los mejores 4 días de mi vida. Probablemente quien este leyendo esto sabe de lo que hablo. Cada momento fue único, cada minuto valió la pena, cada mezcla de sentimientos provocaron un cambio en mí que solo el que lo vivió puede entender. Como dice nuestro slogan: “Y conocí a Mamá María, esa madre que siempre me guía y que no me deja caer…” Fue así, la conocí, aprendí a amarla aún más y no solo eso, comprendí que Dios tiene un plan para mí y que aunque a veces no es el que yo deseo lo acepto y lo vivo día a día.
Como si fuera poco, Dios me regaló la oportunidad de compartir muchas experiencias con Kenosis y en cada una me convencía aún más.
Kenosis es esa comunidad donde siempre vas a ser bienvenido, donde nadie te juzga, donde cada vez que necesites un abrazo lo tendrás, donde un chico de 14 años te alegra la semana. En Kenosis somos hermanos, hoy lo siento así. Son esos hermanos que necesito para perseverar, para pedalear juntos, para no caer, para seguir llevando ese amor a Cristo a todas partes. A veces las situaciones de la vida nos llevan a querer bajar los brazos, es ahí cuando confío en esos hermanos para darme ánimos.
¿Cómo explicar lo que significa Kenosis para mí? Creo que aún me falta mucho por descubrir pero yo siento que Kenosis es sinónimo de compañerismo, de amor a Dios, de camino compartido, de lucha ligada, de entrega al otro, de formación, de aprendizaje… ¿Lo más importante? “EN KENOSIS DIOS NOS AMA INTENSAMENTE”
No tengo palabras para explicar lo agradecido que estoy con Dios por ponerme en este camino, por traerme a Palestra, por presentarme a esta hermosa comunidad con esta maravillosa gente, por darme la oportunidad de compartir ese proceso de preparación con amigos y amigas que hoy son hermanos en Cristo; y por enseñarme que no estamos solos en esto, que Él nos guía, que nuestra Mamá María nos ilumina siempre y que la vida en comunidad es hermosa.
“Muchos son los llamados, pocos son los elegidos”. Hoy sé que soy un elegido, que acá en este hermoso movimiento todos los somos.

DIEGO CAMPERO – PM 89 – COMUNIDAD KENOSIS