“Llegué a Palestra sin saber realmente qué era lo que me esperaba…” Así comenzaba mi testimonio hace más de dos años, cuando me pidieron que contara mi camino por el Iniciador.
Hoy puedo contarle a esa Sol del pasado todo lo que vivirá a partir de ese SÍ, donde aceptó subirse a este viaje. En este tiempo crecí, aprendí, reí, lloré, compartí y vi el amor de Dios en cada momento, en cada acción y en cada persona. Si tuviera que decirle algo a ella, le diría una palabra: PERSEVERÁ.
En ese momento no pensaba llegar a donde estoy ahora. Papá Dios me bendijo en cada aspecto de mi vida, en mi familia, mis estudios, mis amigos, mi bella comunidad, mi Movimiento. Me dio la gracia de ser dirigente del Apostolado, con el agregado de ser la encargada… algo que lo veía tan lejano, por no decir casi imposible. Mi primera impresión fue: ¿Seguro que me querés en ese puesto? Y sí, Él sabe por qué hace las cosas, y hoy estoy aquí.
Recuerdo haber sentido algo de miedo por aceptar este rol que me llamaban a cumplir, pero Dios no me dejó en ningún momento. Desde el apoyo de mi familia hasta el de mi tan querido y genial equipo, sin olvidar a cada miembro de la comunidad, de esta Kenosis que no te deja caer, que siempre está, y en donde cada uno es protagonista e indispensable en esta “locura de amor” que es el Apostolado.
El formar parte del equipo de Apostolado es una gran responsabilidad, que no viene sola… junto a ella está la alegría, la motivación, los juegos, la apertura de corazón, el aprender, el sentirse verdaderamente un instrumento de Dios, entre muchísimas otras cosas. Cada semana, en cada reunión, uno puede ver que el esfuerzo y tiempo que le dedica da sus frutos. Ver a cada uno de los apostoladitos es una felicidad inmensa…
Nosotros podemos decir que somos los que les llevamos las enseñanzas, pero puedo afirmar que son ellos los que me enseñan mucho más a mí. Con su alegría, su ansiedad, su curiosidad, el querer aprender más y más, sus ganas, su compañerismo, y el amor que tienen para el Apostolado. Cada uno, con todo lo que son, son tan importantes e indispensables. Vivir una vida alegre sintiéndose amada por Cristo, te hace ver todo de otra forma, de otro color. Si puedo llegarle a uno de los chicos, hacer la diferencia con tan solo uno de ellos, puedo decir que soy feliz.
Kenosis busca llegar a los adolescentes y mostrarles a ese Cristo joven, a ese Cristo que llama a las puertas de sus corazones, que enamora, que acompaña, que ayuda, y que está en todo momento. Sin olvidar a Mamá María, que nunca nos suelta de la mano y nos ama infinitamente.
Muchas veces cuesta organizarse, cuesta encontrar tiempo para hacer todo, pero como Dios no se deja ganar en generosidad, hoy digo que soy una bendecida por Él. “En Kenosis aprendí que ser feliz estaba en servir, compartiendo nuestras cosas su camino seguir” Y sí, esta frase resume todo. En mi comunidad vi que el servir me hace feliz, que el compartir sábado a sábado, día a día, hace que el camino sea divertido, que el PEDALear sea mucho más fácil.
Agradezco a Dios por haberme puesto en Palestra, en Kenosis, y en este Apostolado. Espero crecer, formarme, aprender cada día un poco más. Estar atenta y dispuesta a descubrir que quiere Dios de mí y continuar fortaleciendo esa frase que grave en mi corazón en mi PM: “¡Cristo es la vida que merece ser vivida!”. ¡Te ofrezco todo Papá!
María Sol Ocón PM 83 – Comunidad Kenosis